Es complicado ser vegano en Pamplona. Porque hay pocas opciones y porque, más allá de la comida, en la capital de Navarra, todo gira alrededor de las Fiestas de San Fermín. Y para una persona vegana, los corrales, las calles por las que corren estresados los toros -incluida la famosa curva de la Estafeta- y la plaza en la que matan por las tardes a los animales protagonistas de los encierros matutinos no es de mucho interés. Toros sí, pero vivos.
Ir de pinchos es otra de las tradiciones arraigadas en la ciudad. Las tabernas que los ofrecen se concentran en el casco viejo de la ciudad, en torno a la Plaza del Castillo, el centro neurálgico de la vida social pamplonesa, y tienen una pobre o nula oferta para veganos.
Ante tal panorama, el Restaurante Sarasate, en pleno centro, se presenta como un oasis para aquellos que no comen animales. Fue inaugurado en 1956 y se convirtió en vegetariano en 1979. “En el año 1979, cuando los dueños del restaurante lo pusieron en alquiler, un grupo de personas de una comuna cercana optaron por ofrecer comida vegetariana y al año continuaron las hijas de la propietaria con la misma idea con gran éxito hasta que en el año 2003 lo compramos nosotros”, explica el matrimonio Koro Ciaurriz y Roberto Monreal a Bueno y Vegano.
El Sarasate ocupa el primer piso de un edificio -verás su menú en una pizarra en una calle llena de bares con comida típica-. El comedor es alargado y tiene un pequeño balcón lleno de plantas que da a la calle. Es un espacio auténtico y tranquilo que te hace volver unas décadas atrás.

El emblemático restaurante ofrece comida casera, vegetariana y vegana. “En un mundo donde cada vez más nuestras costumbres nos empujan a realizar hábitos no recomendables podemos darnos una pausa y no solamente depurar nuestro organismo con una alimentación sana sino sobre todo disfrutar de una comida sabrosa”, explican.
Ofrecen un menú diario con platos tradicionales elaborados con productos de temporada y de proximidad. Como las gustosas pochas (una variedad de alubia blanca que se consume antes de su madurez) de Navarra que probé en septiembre, un plato sencillo de cuchara típico de la zona. De segundo, unas tiernas y jugosas albóndigas de calabaza con setas acompañadas con un alioli de sabor intenso. Y para acabar, un esponjoso bizcocho vegano de pera y cacao. Una comida sin pretensiones, pero sabrosa y efectiva. ¡No te olvides de pedir un zumo natural!
No hay mucha más oferta vegan-friendly en Pamplona. Destaca también Baratza Kafea, el único restaurante vegano de la ciudad, además también macrobiótico y ecológico, que ofrece menús diarios, bocadillos, tortas y pasteles, y también cuenta con una escuela de cocina natural. Otros, como el restaurante omnívoro Raíces, han incluido opciones veganas y vegetarianas bien marcadas en la carta.
En el citado restaurante, pequeño y acogedor con una decoración cuidada, opté por compartir unos completos nachos con salsa de tomate y guacamole caseros, jalapeños y verduras al wok, pasta al udon con crujientes verduras, y un bocadillo de hamburguesa vegana, que aquella noche era de alubias -va cambiando-, con lechuga, zanahoria, salsa romesco y cebolla caramelizada; acompañada con patatas asadas y fritas con piel y champiñones fritos… ¡Un platazo! Para veganos, también tienen bocadillos o tostadas con verduras, ensaladas, hummus y falafel. ¡Sólo falta el postre!
LOS RESTAURANTES:
- Restaurante Sarasate, Calle de San Nicolás, 19-21, 1º piso.
- Baratza Kafea, Travesía Bernardino Tirapu, 5.
- Raíces, Calle de la Merced, 5.