Ser vegano es más que una elección alimentaria. Porque, dentro de lo posible, los veganos tampoco se visten con animales ni usan productos testados en ellos ni participan en actividades que los utilizan como los zoos o algunos circos.
Un vegano no se vestirá con la piel de otro animal ni con seda ni lana ni dormirá con nórdicos ‘naturales’, aquellos compuestos por plumas y/o plumones de gansos y patos (os dejo un enlace a un reportaje sobre este tema en concreto emitido en la televisión italiana, titulado Todos somos ocas).
En gran cantidad de tiendas normales venden ropa y zapatos libres de productos de origen animal, pero hay que ir con muchísimo cuidado y leer bien las etiquetas, ya que, por ejemplo, unos simples tejanos pueden incluir parches o cinturones de cuero.
Con el calzado es todavía más complicado. A no ser que te dejes caer por Amapola (Travessera de Gràcia, 129, Barcelona), una zapatería y tienda de complementos 100% vegana.
Este año, mis reyes magos (que de vez en cuando se dejan seducir por el veganismo) se pasaron por allí: me trajeron estas botas que os enseño a continuación. Tras varios días caminando con ellas, puedo deciros que son cómodas, además de monas. ¡Espero que duren!


