¿Qué sería de nosotros si no fuera por los bocadillos? El de jamón, queso o chorizo para el recreo -pan con tomate, siempre- y el de nocilla o chocolate para la merienda. Sí, yo también los comía. Lo confieso. Y he ido al Frankfurt de Hostrafrancs y al McDonald’s a por Big Mac. Hasta que con 17 años miré a mi perra a los ojos.
Pues bien, traigo buenas noticias… ¡porque ser vegano no es incompatible con seguir comiendo bocadillos! Aunque la mayoría de bares o compañías de comida rápida todavía no lo sepan (¡hola Pans & Company! Viena! Vueling! Os saluda la pesada que pide bocadillos veganos en todos vuestros formularios). Por no hablar de los vegetales de atún o de jamón… o de la hamburguesa vegetal de ternera.
Dicho esto, mientras espero que abran un Frankfurt vegano (tipo el madrileño B13) en Barcelona, en el bar-restaurante Guixot (Calle Riereta 8, Barcelona), en el Raval, hay un bocadillo vegetal, sencillo pero completito. Además, hay alguna tapa y ensalada apta para veganos. Poco más. Ambiente desenfadado. Camareros con humor catalán.


Reflexión last minute: ¡casi 1.000 pesetas por un bocadillo! Si hace 15 años, un menú entero (con papas y bebida grandes) costaba 500 pesetas. Estaba bueno, el bocadillo vegetal, digo.